miércoles, 2 de marzo de 2011


Los descerebrados “modus operandi” de nuestro cerebro.

Existen una gran cantidad de actos que realizamos cotidianamente en nuestras vidas, a los que probablemente apenas prestamos atención, y estamos tan acostumbrados a realizarlos que ni siquiera reparamos en las consecuencias físicas y mentales que estos actos pueden provocarnos…

Ha quedado demostrado científicamente que actos tan simples y comunes como puede ser por ejemplo besarnos, nos provoca una sensación de relajación y bienestar mental que nos aporta serenidad y estabilidad en nuestras vidas. Y puede resultar absurdo, porque uno puede preguntarse: “¿Qué teoría científica es capaz de establecer que nuestra salud física y mental está relacionada con la cantidad de besos que damos a lo largo del día?”, ¿curioso, no?
¿Sabían ustedes que besarse está catalogado como ciencia?, y es que así es, la ciencia de los besos tiene nombre: filematología.

El cortisol es la hormona que provoca el estrés, los niveles de cortisol quedan disminuidos por los besos, según afirma Helen Fisher, científica de la Universidad de Rutger.
Y es que el dicho “un buen beso es cuestión de química” no podría ser más cierto. La saliva de los hombres contiene testosterona, que es la hormona sexual masculina, del mismo modo que la saliva femenina contiene estrógenos, hormonas sexuales femeninas. Quedando demostrado de este modo, que la saliva contiene hormonas sexuales y por lo tanto esta es la razón de que los besos nos exciten. Claro que siempre hay personas que nos excitan más que otras, y este hecho también puede explicarse científicamente, ya que no todas las hormonas se “toleran” entre sí de la misma forma.

Esta serenidad, y bienestar que nos aportan los besos fomenta, además, nuestra creatividad según la conclusión establecida por Ruby Nadler.
Pero en este caso no sólo los besos fomentarían nuestra creatividad, sino nuestro bienestar en general, y nuestro estado de ánimo en particular.
Nadler y otros compañeros de la Universidad de Western Ontario (EE.UU), realizaron estudios con alumnos a los que les “bombardearon” con vídeos cómicos y a otros con vídeos tristes, para después plantearles una situación problemática que tenían que intentar resolver, y quedó demostrado que los alumnos sometidos a vídeos trágicos o depresivos no supieron resolver correctamente la situación que se les planteaba, mientras que los alumnos sometidos a vídeos cómicos fueron capaces de encontrar no sólo una, sino diversas formas de resolver la situación.

¿Sabían ustedes que el simple hecho de dormir con un televisor o una luz encendida nos puede influir de una forma tan negativa hasta el punto de provocarnos depresión?

Estudios de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU) así lo dicen. El experimento se realizó por el profesor Rand Nelson a dieciséis hámsteres, de los cuales la mitad dormía con total oscuridad y la otra mitad con un nivel de luz proporcional al que emite un televisor. Ocho semanas después los estudios demostraban que los animales que habían estado durmiendo con luz, en la zona del hipocampo de su cerebro poseían menos vellosidades (espinas dendríticas) en sus neuronas, que la otra mitad de los animales que durmieron sin luz. Lo que tenía como consecuencia que la comunicación entre sus células nerviosas se viera reducida.
Los investigadores asociaron estos fenómenos a una hormona llamada melatonina, esta hormona actúa como antioxidante, reduce el ritmo circadiano, (circa: cerca, diles: día), es un ritmo biológico que adoptan los seres vivos en función de las variables del entorno como puede ser la luz o la temperatura, y nos ayuda a conciliar el sueño. La cuestión es que esta hormona sólo la produce el cuerpo en ciertas condiciones de oscuridad.

Es sorprendente lo poco que nos paramos a pensar en la forma en que nos afecta, de una manera u otra, todo lo que hacemos o nos rodea. Y es que el cerebro humano es tan difícil de comprender y entender que hace que se nos antoje como ilógico su comportamiento.

5 comentarios:

  1. Es asombroso el efecto que puede tener en nosotros cosas tan insignificantes como tener una luz encendida y la de cientos de cosas que haremos a diario y nos afectan en nuestro estado de ánimo pero que no tenemos ni idea, me ha parecido muy interesante el texto.
    En cuanto a lo de los besos, sabía ya algo sobre que el hecho de que te atraiga una persona y no otra esta bastante relacionado con la química, si las hormonas "encajan" a la perfección o no se toleran... es todo bastante curioso!

    ResponderEliminar
  2. Me parece sorprendente que el estado anímico de un persona por ejemplo, pueda estar condicionado por actos de la vida cotidiana que, en muchas ocasiones no le damos ningún tipo de importancia,pero que realmente está más que demostrado que sí que nos influyen de forma notoria.
    ¡Muy interesante tu entrada!

    ResponderEliminar
  3. Actos insignificantes llegan a calar en nuestro estado de ánimo y de resolución. Quién iba a decir que el hecho de apagar o encender una luz iba a repercutir en que tuvieramos una sonrisa o a que nuestro ánimo no fuese capaz de levantar un palmo del suelo.
    ¡ Muy curioso!

    ResponderEliminar
  4. Todo nos influye inconscientemente, de hecho siempre que duermo mal tiendo a vestir con ropa oscura al día siguiente..una tontería pero estoy convencida de ambas acciones están ligadas..¡Y al leer esta entrada lo estoy más!

    ResponderEliminar