miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Cuestión de física o química?

Desde pequeños, todos hemos oído esa mítica y popular frase de ``toda oveja tiene su pareja´´, muchos ya la han encontrado y otros se amparar bajo dicha frase con la esperanza  de que algún día encontraran a esa persona, mas, ¿es del todo cierta esta frase?
El amor, ese gran desconocido, es un tema muy frecuente que nos encontramos día a día, desde poetas, escritores, músicos… hacen de él su inspiración para muchas de sus composiciones, pero porque no dejarle un hueco a la química en todo este proceso?
Cuando nos encontramos a la persona deseada se activa en nosotros una alarma interna, nuestro organismo entra en ebullición y se crea en nosotros una gran cantidad de reacciones emocionales, químicas y eléctricas que hace que nos descontrolemos.  Mas este proceso, por sencillo que parezca tiene su inicio en nuestros primeros años de vida.
A lo largo de nuestra vida vamos madurando y un montón de recuerdos y vivencias invaden nuestra mente cuando echamos la vista atrás, estos recuerdos infantiles son ahora los que tienen una relación directa con el amor, es decir, lo que realmente estamos buscando es aquello que nosotros con nuestros recuerdos y vivencias vamos gestando en nuestra mente y lo que finalmente nosotros creemos que es lo que merecemos.
Todos, desde pequeños, creamos un mapa mental, un molde completo que determina porque elegimos a unas personas y no a otras. Los expertos consideran que los niños en edades comprendidas entre los cinco y los ocho años de edad desarrollan dichas estructuras cerebrales a raíz de asociaciones con aquello que tienen más cercanos, bien sea los componentes de su familia, amigos, experiencias…  Así es como el amor llama a nuestra puerta!
Pese a que todos los enamorados consideren su amor diferente al resto, más especial e incluso más bonito, los efectos que los afortunados de este proceso tienen, como si de una película se tratase, son que el corazón late más deprisa, aumenta la presión arterial, se generan más glóbulos rojos, se liberan grasas y azúcares… si, los típicos, pero ahora habrá que preguntarse, ¿cómo se inicia este proceso?
Todo estos impulsos químicos posteriormente pasan al mundo donde la razón es una intrusa y la carne y la atracción son los reyes de la fiesta, pero toda esta efervescencia, pasión y potencia tienen si inicio en la feniletilamina, un compuesto  de la familia de las anfetaminas que nos causa ese deseo y atracción que nos recorre el cuerpo cada vez que vemos a la otra persona, o como denominan algunos, las mariposillas esas que recorren el estómago. Sumado a este compuesto también se incluye en este proceso la dopamina, encargada de repetir aquellos impulsos que nos producen felicidad o placer como el besar a nuestra pareja, pasar demasiado tiempo con ella, la emoción o incluso la euforia por verla. Véase también la risa tonta o los saltitos que dan algunos cuando reciben un mensaje de su ``pichurrín´´.
Otros de los componentes  que provocan esa vitalidad y esa falta de apetito que muchos padecen cuando están enamorados son la oxitocina, vasopresina, testosterona o la norepinefrina. Así que ya sabes, si las combinaciones nerviosas crean en ti ciertos arrebatos sentimentales, no te preocupes, corre a la farmacia o al médico más cercano porque has caído en las redes del amor, pero no te preocupes, de momento, todo tiene cura!
El descubrimiento de la relación existente y tan estrecha entre la feniletilamina y el amor se produjo a raíz de una serie de investigaciones que determinaban que una persona enamorada poseía grandes cantidades de este componente. Todo esto se dedujo a través del estudio de pacientes que se aquejaban de aquello que tildan de ``mal de amores´´ y de la tendencia que la mayoría de estas persona por  tomar grandes cantidades de chocolate, un alimento con altos porcentajes en este compuesto, deduciendo de ello, que este habito no era más que una especie de automedicación para combatir el sindroma de abstinencia del amor.
Sin embargo, esta sensación de estar flotando y de un mundo de color de rosa, no es eterna, ya que a toda persona le llega un momento de su vida en el que nos hacemos resistentes a esta pasión y desenfreno amoroso debido a la saturación de los receptores que se encuentran en el cerebro y de esta manera creando una respuesta menor o nula. En este momento, aparecen las endorfinas, que nos proporcionan una sensación de sosiego, calma, estabilidad, serenidad… pasando de la fase de atracción a otra que podríamos denominar como de pertenencia o de apego.
Son muchas las teorías y los procesos que recorren diariamente nuestro cuerpo por lo que no podemos negar la relación existente entre nuestras emociones y nuestros sentimientos ya que todo está controlado por nuestras amigas las hormonas (Y sino que se lo pregunten a los de la edad del pavo!).
Son muchos las causas y efectos que interactúan con nosotros día a día y que de algún modo se conectan a través de elementos tanto externos como internos. Muchos dicen que en la variedad está el gusto pero después de una serie de investigaciones yo no lo tendrían tan claro…
Estudios realizados a más de 4000 hombres y mujeres han demostrados que demasiada variedad hace que la elección de uno sea más confusa y que esto implique a su vez quedarse sin pareja. Investigadores británicos durante sesiones de citas rápidas han llegado a la conclusión de que demasiadas opciones puede ser garantía de soledad.
En estas citas los participantes tenían tres minutos con los posibles candidatos a pareja, estas mini citas ampliaban la gama de sujetos y la posibilidad de conocer a personas totalmente distinta en poco tiempo, variando así de intereses, empleo, características… mas, estas diferencias no aumentaban las probabilidades de tener una cita, todo lo contrario, las posibilidades se reducían ya que posteriormente y en otras jornadas organizadas, pero donde solo se incluían gente de un mismo perfil, el numero de citas originadas con estos encuentros fueron mayores.  Así que eso de arréglate y sal a la calle mejor tirarlo a la basura…
En definitiva y como esto del amor es un juego complicado en el que aun no sé muy bien cuáles son los primeros pasos que hay que dar para ganar, mejor me espero sentado y sobretodo sin ir al baño! Porque estas decisiones no son nada fáciles y estudios confirman que con la vejiga llena tomamos mejores decisiones, si si, como oís, mientras controlamos la necesidad urgente de ir al baño mejora el mecanismo de autocontrol en el cerebro con lo que nos ayuda  barajar mejor las diferentes opciones propuestas. Así que aprended de mí y esperar no vaya a ser que nos equivoquemos que muchos son esos que en este juego les gusta ponerse un antifaz de algo que no son y a la mínima que nos despistamos caemos en sus redes.
Así que con esto me despido no sin antes recordaros dar ese beso matutino a vuestra pareja, claro está que solo los que la tengan ya que aquellos que reciben este tipo de besos pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes y encima viven más!  Y si tú no tienes no te preocupes que siempre nos quedara la esperanza de encontrarla, o al menos dicen que es lo último que se pierde…

2 comentarios:

  1. Con esta entrada captaste completamente mi atención, no por que me interese el amor si no porque me interesaba encontrar una explicación lógica, recuerdo que la primera vez que oí hablar de la feniletilamina fue en un texto de mi libro de biología de 4º de eso, me hizo gracia la idea de que estar enamorado fuera como consumir cierto tipo de droga que te hace estar eufórico. Yo no soy nada romántica y al ver lo de física o química, he pensado...vamos a ver que tal y la verdad no te has dejado ni un solo detalle, así que gracias por culturizarnos un poco más!

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  2. Ya lo han dicho varias veces, que las parejas que se besan mucho, son más felices y duran más.

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